viernes, 20 de julio de 2012

La Crónica de Hoy | La colonia y El País

La Crónica de Hoy | La colonia y El País

Pero hoy esa España de prodigio y milagro se nos muestra tal como estaba en el siglo pasado. Arruinada por la codicia, empobrecida y poco digna de nuestra admiración indeclinable. Ya ni siquiera es posible ir allá a dejarles unos cuántos euros, pues sólo se puede entrar con una discriminatoria carta de invitación. “¡Osú, tío, vaya cojones”.

Pero hasta ahora la admirativa actitud hacia los hispanos no había chocado con las causas de la corrección política de las izquierdas. Bastó un editorial en contra de Andrés Manuel para desatar la furia de las fuerzas progresistas.

Vaya descaro, El País llamó lastre al líder del movimiento por la democracia y la dignidad. Y eso sí calienta, ¡jolines!

El texto del diario hispano, cuya insuperable sección es siempre la del crucigrama, le dijo todo esto al señor López (además del ya dicho “lastre” en la acepción de peso muerto cuyo volumen dificulta el movimiento). Vea usted:

“…Lo es ahora, aun cuando curiosamente no haya denunciado los resultados de las elecciones al Congreso —celebradas también el 1 de julio y en idénticas circunstancias que las presidenciales—, quizá porque su coalición izquierdista se ha convertido en la segunda fuerza del nuevo Parlamento. Y lo fue en 2006, de manera totalmente impresentable, cuando perdió por menos de un punto la jefatura del Estado ante Felipe Calderón; entonces se declaró presidente legítimo y encabezó durante meses una desestabilizadora protesta callejera en la capital del país.

“La izquierda mexicana viene fracasando desde 1988 en su intento de alcanzar la presidencia. Para los correligionarios de López Obrador parece llegado el momento de preguntarse si les conviene como líder un hombre dos veces derrotado, con tendencia al victimismo conspiratorio y cuyo estilo abrasivo y anquilosado le ha enajenado una parte de su voto natural. Obrador es un lastre.

“En su propio partido, el PRD, hay dirigentes -Marcelo Ebrard, jefe del Gobierno del Distrito Federal, o su sucesor, Miguel Ángel Mancera, entre otros-, pragmáticos y dialogantes, que no suscitan el rechazo de los electores y están en mucha mayor sintonía con las realidades del México de hoy”.

“Derrotado, abrasivo, anquilosado”, vaya colección de adjetivos.

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